Algunos hitos de la moneda española:
- La moneda surge en la península ibérica con la llegada de los griegos a Ampurias (estableciendo la dracma)
- Otros imperios que conquistaron la península trajeron sus sistemas y monedas, ya sea Cartago, Roma, los pueblos Visigodos o los musulmanes.
- Con la formación de los reinos cristianos, el control entero de la península y el descubrimiento de América, surgieron monedas vitales para entender la historia mundial.
- Ya para 1868, el sistema monetario español adoptó el sistema decimal, para lo cual surge la peseta, última moneda propiamente española y sustituida por el euro.
Nota: las imágenes no se colocan en orden histórico.
La moneda española ha caminado en paralelo con nuestra moneda a lo largo de la historia. Inclusive, tener una moneda como la conocemos es un legado de creación hispana, al introducir no solo las piezas monetarias, también crear la Ceca de México, junto con sus máquinas, procesos, especialistas e instituciones relacionadas. Sin lugar a dudas, una parte muy especial de la historia numismática de México tiene todo que ver con la moneda española.
Pero, lejos de ser una historia de monedas castellanas, reales y escudos de oro, hay todavía más historia que conocer. En esta historia las potencias europeas y asiáticas de antaño (como los griegos, romanos, fenicios, visigodos y los pueblos islámicos) introdujeron importantes desarrollos monetarios, a la vez que los españoles lucharon por constituirse como un país unitario y con una moneda global. Así que sigue leyendo para enterarte de una Breve Historia de la Moneda Española…
El nacimiento de la moneda
Gracias a sus contactos comerciales y en aras de tener rutas para acceder a materias primas y otro tipo de mercancías, los griegos alcanzaron la península ibérica alrededor del siglo VII a. C. En especial, los ciudadanos griegos asentados en Massalia (hoy Marsella), fundaron la ciudad de Emporion o Ampurias (muy cerca de la actual ciudad de Girona). Es allí donde se produjeron las primeras monedas consideras españolas. Dichas monedas, las monedas de Emporion, eran de plata y estaban destinadas al comercio con otras ciudades mediterráneas, así como al comercio local y con los nativos de la parte norte de la península.
Más tarde, en el siglo III a. C., la prosperidad económica y estabilidad política llevaron a la acuñación de la Dracma, moneda de las ciudades-estado griegas y de los territorios helénicos en Europa y Asia. Ya desde ese entonces, las monedas Dracma tenían un diseño particular en el que aparece una diosa, rodeada de delfines y, al reverso, un caballo alado (Pegaso). Resta decir que la Dracma se convirtió en una moneda tan importante que poblaciones cercanas las utilizaron, además de que sus primeras acuñaciones se inspiraron en esta moneda.
Ya para mediados del siglo III a. C., los Cartagineses conquistan la península ibérica, haciéndose de una gran cantidad de recursos, entre ellos la plata y el bronce. Así, se acuñaron monedas cartaginesas-hispánicas llamadas Schekel. Diseños como el perfil del rostro de un dios, animales como elefantes y caballos y naves de guerra hicieron su aparición. Sin embargo, tras la retirada de los cartagineses de la península, al inicio del siglo II, la acuñación del Schekel terminó, con excepción de algunas ciudades de herencia fenicia.
Bajo la influencia romana
Los romanos llegaron a territorio “español” en el año 218 a. C., desembarcando en Girona, y acabando con el imperio cartaginés en poco tiempo. 200 años más tarde, el Imperio romano conquistó enteramente de la península ibérica e impuesto el sistema monetario, en el que los ases de bronce, el denario de plata y el áureo de oro fueron los protagonistas. De hecho, este sistema monetario fue tan importante en su momento que detonó la creación de otras monedas, al igual que sirvió de base para la economía, sociedad y sistema monetario medieval.
Dichas monedas, traídas por el ejército y los comerciantes, facilitaron el comercio y gobierno en la península. También, obligaron a otros pueblos a adoptar sistemas similares, es decir, compatibles con Roma. Con ello, surge el llamado “denario ibérico” y los “ases ibéricos”, los cuales tenían marcados (muchas veces) el lugar en el que fue acuñada la moneda. También, se encontraban otros elementos identitarios, con los cuales se aprecia la diversidad cultural que hubo en tierras ibéricas en aquellos siglos.
Sin embargo, esta riqueza cultural duro poco, al establecer Roma un sistema monetario unificado, representaciones imperiales en las monedas, así como el latín. De esta manera cierran viejas casas de moneda y surgen nuevas de acuerdo a los parámetros que satisfacen a la autoridad romana. Ya para el siglo III y tras conflictos, crisis y transformaciones sociales, 1) las monedas romanas de oro (el áureo) poco a poco se extinguió, dando paso al sólido de oro (moneda bizantina) y 2) las monedas romanas de bronce (as), así como otras monedas similares se mantuvieron en uso.

La moneda tras la caída de Roma
Tras la caída de romana, en el año 476 d. C., los visigodos fueron expulsados de la actual Francia y se desplazaron hacia Hispania. Ahí, se adoptó a la ciudad de Toledo (al centro de la península) como capital. La moneda romana, sin embargo, no desapareció del todo. Un ejemplo es la moneda de bronce. Otro ejemplo es el tremís, una moneda hecha de oro, que equivalía a 1/3 del sólido bizantino. Dicha moneda tuvo tanto éxito que fue adoptada por los visigodos (entre otros pueblos, tales como los suevos y anglosajones). Esto significa que se siguieron utilizando las representaciones romanas, el latín, así como el peso establecido por ellos para las monedas. Así, dentro del imperio visigodo, el oro era el metal por excelencia para el pago de tributos. Con ello, el monarca esperaba mantener su poder y riquezas. Asimismo, era la unidad monetaria del reino.
Encuentro entre religiones: Islam y Cristianismo
Poco más de dos siglos duró el imperio visigodo, tras lo cual aconteció la invasión islámica (711) desde la parte sur de la península, lo que trajo toda una renovación en el sistema monetario. En el norte, por otro lado, se formaban los reinos cristianos, que pugnarían el territorio español hasta 1492, año en que cayó el último territorio ibérico en manos de los musulmanes. Es en estas dos geografías políticas que se establecieron diferentes sistemas monetarios.
- Sistema monetario bajo el control islámico
Por parte del islam, se introdujo el dinar de oro, el dírham de plata y el felús de cobre. En su inicio, todas estas monedas tenían inscripciones en latín y se inspiraban del diseño de las monedas bizantinas. Poco tiempo pasó antes de que su diseño cambiara radicalmente, amoldándose a la cultura de quienes lo acuñaban. La moneda se llenó de palabras en escritura árabe, entre las cuales se encontraban citas del Corán, lugar y fecha de emisión, así como el gobernante y sus títulos. Otros detalles también aparecían, uno de los más comunes es el uso de la estrella.
Dichas monedas servían para el pago del ejército, comercio, pago de impuestos y, en general, la vida cotidiana. Por este amplio uso y, además, por la extensa red comercial que conectaban a la península ibérica con el norte de África, oriente medio y el centro de Asía (territorios musulmanes), se acuñó gran cantidad de moneda, en especial de los dírhams de plata. Un dato curioso sobre estas monedas de plata es que algunas se encontraron perforadas para transportarse más fácilmente con un hilo o para usarse como joyería. También, los dírhams se pudieron trocear para realizar compras de menor valor. Resta decir que este sistema estuvo vigente hasta 1492.
- Los reinos cristianos
A medida que surgieron los reinos cristianos, se hizo patente la necesidad de una moneda. Las dos más importantes en este periodo antes de la constitución de un imperio, fue el dinero y el maravedí. El dinero proviene de los antiguos denarios romanos. Fueron emisiones hechas por los territorios hispánicos del Imperio Carolingio. Estas monedas estaban hechas de vellón (una aleación de plata y cobre), que producía una moneda de bajo valor utilizable para el día a día. Para otras necesidades, se seguía utilizando la moneda islámica.
Y por esta importancia de las monedas y sistema monetario musulmán, las primeras monedas de oro de los reinos cristianos se inspiraron en el dinar de oro, como lo fue el mancuso y su posterior desarrollo en los maravedís. Particularmente, el maravedí surgió con la necesidad de moneda de alto valor (y no de vellón) tras las crisis de los territorios islámicos de Al-Ándalus. Varias curiosidades de estas monedas son las siguientes: a pesar de tener inscripciones en idioma árabe, tenían un mensaje cristiano y, además, utilizaban el sistema cristiano de computo de años y no el islámico. Resta decir que con el paso del tiempo y con la conquista del sur musulmán de la península, las monedas de los reinos cristianos funcionarios como elementos de poder y de legitimación política.

El dinero en expansión
Tras la conquista de los territorios islámicos y la unificación en un gran Imperio, España estaba en línea de una gran expansión que los llevó a dominar buena parte del continente americano y otros territorios de Asia y África. En este tiempo surgieron algunas monedas que servían para transacciones importantes y el comercio internacional. En este caso fueron los reales de plata y los excelentes de oro. Los reales, por su parte, eran monedas diferenciadas de las monedas locales y tenían una iconografía “real”: con el busto del monarca y el escudo de armas del reino entero. Eran monedas con un gran contenido de plata (por lo que antes de llamarse reales, se les solía llamar “grueso”). Por esta razón, gozaban de buena estima en el comercio mundial, tanto que en algunos lugares de Asía se siguió utilizando hasta el siglo XIX.
El excelente era otra de esas monedas usadas para transacciones importantes. De hecho, el nombre no es casualidad y fue adoptado para transmitir confianza en la moneda, respaldada por la buena “ley” (mucho oro con poca aleación de otros metales). El excelente no fue una moneda que nació de la nada, al igual que el real. El excelente partió de una reforma a la dobla castellana y tomó muchas cosas del ducado veneciano, todas ellas monedas más antiguas y que estaban hechas para 1) respaldar el aumento del comercio y los requerimientos del estado, 2) servir internacionalmente, 3) mostrar la unidad de las coronas españolas y reafirmar su poder.
Prontamente, el excelente desapareció del panorama monetario de España y, para el siglo XVI, se conformó un sistema monetario unificado basado en los reales de plata, los nuevos escudos de oro y se retomaron los antiguos maravedís (pero ahora de baja denominación). Este sistema, cabe decir, estuvo vigente hasta el siglo XIX, con el surgimiento de las pesetas. En piezas de alta denominación, el escudo fue la base: había escudos, doblones (de dos y cuatro escudos) y onzas (de 8 escudos). Esto proporcionó monedas de alto valor en consonancia con las importantes inversiones y transacciones de la época, donde estado, banco y comerciantes construían uno de los imperios más grandes de la historia.
Los maravedís, por otra parte, fue una moneda de baja denominación utilizada por la población española en la península. Según los expertos, muchas personas no veían ni un real o un escudo en su vida, viviendo solo con la presencia de los maravedís. En esto se deja ver que era una época de crisis y contrastes. Un dato curioso es que la corona llevaba los maravedís a la ceca para reimprimir su “valor facial” por uno más alto, depreciando el metal de la moneda.

Fin de la moneda nacional
Ya para 1868 surge la última moneda propiamente española, la peseta. La peseta se crea gracias a la utilización del sistema decimal, que vino a renovar un sistema monetario español un tanto confuso. Otros países europeos también decidieron cambiar su sistema monetario a decimal. Alguno más (como Francia Bélgica, Italia y Suiza) fueron más lejos y unificaron sus divisas en una sola moneda. España se vio más moderada: no unificó su moneda con aquellos países, pero la peseta igualaba el peso, tamaño y ley de la Unión Monetaria Latina (como se conoció a esa unificación monetaria).
El diseño que presentaba se alejaba de las representaciones tradicionales, donde aparecían los monarcas y el escudo de armas. En su lugar, se colocó el escudo del estado español, así como a personajes ilustres del país y otras representaciones varias en un distanciamiento de la monarquía. Cabe decir que tras largos 133 años en circulación, la peseta fue sustituida por el euro, una moneda que tardó 40 años en ser llevada a la práctica, unificando la divisa para 27 países de la Unión Europea.
Bibliografía
Museo Arqueológico Nacional [MAN]. (6 de mayo de 2022). De la dracma al euro. Una historia de España a través de sus monedas. MAN. Museo Arqueológico Nacional. https://www.man.es/man/exposicion/recorridos-tematicos/dracma-euro.html
Navarro, F. (5 de marzo de 2024). ¿Cuántas monedas ha tenido España en toda su historia? Revista Muy Interesante. https://www.muyinteresante.com/historia/63994.html
Pina, M. (21 de agosto de 2010). Introducción a la numismática de “Iberia – Hispania – Spania”. Tesorillo. https://www.tesorillo.com/hispania/introduccion.htm