- ¿Qué pasaría si todo mundo imprimiera su propio dinero?, ¿por qué es importante un sistema monetario?, y, ¿cuál es la labor del Banco Central? Son preguntas que resolveremos en este post.
- El Banco de México emite las monedas y billetes en circulación, pero (entre otras cosas) también garantiza el correcto funcionamiento del sistema monetario y financiero.
- Hoy en día, el dinero no está respaldado por su valor en oro, más bien en la confianza que se le otorga. Un Banco Central otorga confianza al demostrar que puede mantener la estabilidad económica de un país. Pero, son las personas las que dan este respaldo a la institución. En una palabra, el sistema monetario funciona, porque se cree que funciona.
Imaginemos un mundo donde cada quien pudiera imprimir y crear su propio dinero. Habría tantos tipos de monedas como cabezas: tan artísticas y con materiales tan variados como la imaginación pudiera concebir. Yo, por ejemplo, me dedicaría a coleccionar las monedas con diseños extravagantes y hasta las más artísticas. Sin embargo, este mundo sería poco práctico por varias razones: 1) ¿Por qué confiaríamos en la moneda de otra persona?, 2) ¿para qué tener tanto dinero si nadie confía en él y, por lo tanto, no se puede usar para comprar bienes?, 3) ¿cómo saber cuantas monedas mías equivalen a las de otra persona?, 4) ¿para qué tener un medio de intercambio, si el trueque es más efectivo y confiable?, entre muchas otras cuestiones. Como vemos, esto de andar inventando dinero no es cosa segura.
En realidad, tener un sistema monetario común para todos nosotros es algo útil. Tenemos un medio de intercambio en el que todo el mundo cree y también acepta. Por esta “confianza” es por lo que la moneda sigue en funcionamiento; aunque también para evitar el caos, como en nuestro ejemplo inicial. Para ello, un actor “neutral”, comúnmente elegido y cuya historia refleje los intereses y demandas de la nación, se ocupa emitir el dinero: este es el Estado, mediante su Banco Central. El Estado, así, no solo cuenta con el monopolio de la fuerza (la policía y la milicia), también el monopolio de crear dinero. Pero bueno, esto no resuelve la duda inicial: ¿por qué “confiar” en el Banco Central y el dinero que emite? Para resolverlo, primero hablaremos de la figura del Banco Central.

El Banco de México es una entidad autónoma que posee la facultad de emitir monedas, garantizar la estabilidad de los precios y el sano desarrollo de los sistemas financiero y de pagos. Para regular los precios, el Banco de México decide si poner más dinero en circulación o eliminarlo. Esto funciona de manera sencilla: entre más dinero hay, más se mueve la economía (aunque, en contraparte, los precios aumentan porque el dinero vale menos); entre menos dinero, hay menos movimientos en el mercado (aunque, los precios se reducen, porque la relativa “escasez” de dinero hace que valga más). En este sentido, controla los precios (y por ende la inflación o deflación) al controlar la cantidad de dinero que circula.
Con esto dicho, ¿cómo el Banco de México inyecta o reduce el dinero? Esto tiene una respuesta interesante. El Banco de México puede prestarles dinero a los bancos comerciales con una tasa de interés, también puede venderles bonos o comprar activos financieros. Por un lado, los bancos necesitan pedir dinero para mantener su liquidez y cubrir los retiros de las cuentas de los clientes, así como los préstamos que otorga. Si el Banco de México presta su dinero, lo hace con una tasa de interés que se decide gracias al estado de la economía: si las tasas de interés bajan, los bancos pedirán más dinero y, por lo tanto, ellos también bajarán sus tasas y habrá más dinero en circulación. Si el banco central sube sus tasas de interés, ocurrirá lo contrario. También, el Banco de México pone dinero en circulación al comprar activos financieros (como acciones, divisas o derivados). Por último, también se retira dinero de circulación al vender bonos, que son préstamos que se hacen al Estado con la promesa de devolución tras un cierto tiempo. En ese tiempo el Estado paga un interés fijo a su prestamista (el dueño del bono).
Se ve más claramente la labor de una institución como el Banco Central. Sin embargo, otras labores incluyen la supervisión de las entidades bancarias (para que no haya riesgos sistémicos que pongan en riesgo la economía) y la gestión de las reservas de divisas (que son monedas internacionales compradas para asegurar que haya capital suficiente para hacer transacciones internacionales y también posicionar a la moneda nacional el mercado global).

Para que quede claro, pongamos un ejemplo ficticio. Los precios de los productos en México incrementan 10% anualmente, lo cual está afectando la economía (según los informes de la Secretaría de Economía). Ante esta situación, se pide al Banco de México que ajuste su tasa de referencia, lo que encarece el crédito y reduce la cantidad de dinero en circulación. Los bancos se ajustan a la situación y suben sus respectivas tasas de interés, pues les sale más caro obtener fondos. Así, las personas y empresas piden menos dinero. También, el Banco de México emite bonos por mil millones de pesos con un vencimiento de 2 años (lo que se estima durará la bajada de la inflación) para realizar obras públicas. Finalmente, se compra divisa al extranjero, lo que ayudar a estabilizar el tipo de cambio y reducir la inflación importada. Estas medidas contribuyen a controlar la inflación gracias a la acción de un Banco Central.
Esta labor del Banco de México da confianza a las personas que el dinero que utilizan tiene valor y estabilidad. Si cada quien imprimiera su propia moneda, como en el ejemplo inicial, no habría manera de garantizar que alguien más la aceptara. Pero con un Banco Central regulando la cantidad de dinero en circulación y protegiendo su valor, las personas pueden confiar en que su poder adquisitivo no se evaporará de un día para otro.

Por supuesto, la confianza en el dinero no se da solo por decreto: la historia económica de un país, la solidez de sus instituciones y la credibilidad del Banco Central juegan un papel crucial. Si las personas dudaran de su capacidad para controlar la inflación o garantizar la estabilidad financiera, la confianza en la moneda nacional se vería afectada, lo que podría llevar a fenómenos como la devaluación o la dolarización de la economía (como está sucediendo en Argentina).
En conclusión, el dinero no es valioso por sí mismo, sino porque confiamos en que otros lo aceptarán a cambio de bienes y servicios. Esa confianza depende, en gran medida, de la labor del Banco de México en la regulación del sistema monetario y financiero.