- Lo más típico es sacar monedas redondas del bolsillo para pagar. Sin embargo, en la historia hay muchos casos que contradicen esto.
- Ha habido varios ejemplos de piezas numismáticas que no siguen las reglas de ser circulares.
- Un caso es el centavo rectangular del Estado Libre y Soberano de Oaxaca, el cual sufrió un trágico final: la población se quejó de que los bordes de la moneda rasgaban sus pantalones.
Hoy en día, la mayoría de las monedas alrededor del mundo son redondas, pero hubo un tiempo en el que no era así. De hecho, las primeras monedas no tuvieron esta forma. Hay que recordar ejemplos como las monedas metálicas de Lidia, un pueblo de la actual Turquía. Dichas monedas fueron producidas alrededor del siglo VI antes de nuestra era. En la moneda se plasmaba un león y un sol (símbolos de la dinastía Mermnada) dentro de un rectángulo muy deformado. Así, las monedas de Lidia tenían una figura rectangular casi casi ovalada. Y aunque los expertos aseguren que la primera moneda de la historia surgió en fechas posteriores, lo cierto es que todas nacen entre los años 700 y 550 a. C. en la región que comprende Grecia y oriente medio. Es aquí donde florece un medio de adquirir bienes que cambiaría el rumbo de la historia para siempre.
Después de Lidia, el uso de la moneda se popularizó y alcanzó a los griegos. Ellos fueron los padres de la acuñación numismática por varias razones. Su moneda era estable en peso, tamaño y diseño. Por ello, su moneda, la dracma, era utilizada como moneda estándar en diferentes regiones. Además, comenzaron a imprimir las monedas por ambos lados, después de que en Lidia o Persia las monedas tuvieran un diseño principal y al reverso huecos rectangulares. Estos huecos eran las marcas del martillo que golpeaba la moneda y, al no tener diseño el martillo, solamente quedaba un rectángulo por el reverso. Así, las monedas griegas tuvieron un reverso y anverso con diseños diferentes, pero también una forma circular, al controlar mejor el proceso de acuñación.
I. Moneda Macuquina
Sin embargo, aquí no se acaba la historia de las monedas no-circulares, pues ha habido ejemplos de sobra a lo largo de la historia de México. Entre ellos, se encuentra la moneda macuquina, algunas monedas de la independencia, otras del estado de Oaxaca y muchas más. Pero comencemos con las monedas macuquinas. Estas fueron de las primeras monedas hechas en el continente. Su producción no se hacía en máquinas especiales, como en Europa, pues costaba mucho trabajo el traslado de la maquinaria. Por ello, las monedas se hacían a martillazos, es decir, a mano. Una teoría muy interesante es que las monedas reciben el nombre “macuquina” gracias a los trabajadores de la Casa de Moneda de Potosí, quienes hablaban quechua. Y es que, en quechua, la fabricación a base de martillazos se denomina “macay cuna”, de ahí la expresión españolizada macuquina.

Ahora, por estar fabricadas manualmente y a golpe de martillo, las monedas macuquinas no eran completamente redondas. Más bien eran irregulares. Los golpes estaban dados sin precisión, con pura fuerza. Por ello, se pueden encontrar ejemplares de la moneda macuquina que parecen medios círculos, triángulos, óvalos y hasta medios corazones. También, las imágenes de la moneda quedaban descentradas y recortadas, pues el cuño estaba preparado para imprimir un diseño redondo, más no una superficie irregular. Otro dato curioso es que hoy nos llegan muchas monedas macuquinas cercenadas. Y es que al estar hechas con una forma irregular y el relieve estar incompleto, era muy fácil cortar un pedazo de la moneda y que pasase desapercibido. Así, era altamente rentable ir arrancando cachitos de oro y plata.
II. Tlacos y fichas
También, hay que hablar sobre los tlacos, pilones y fichas. Estas eran “monedas” fraccionarias que surgieron poco a poco durante el siglo XVII. Aunque decirles monedas es pasarse un poco. Verán, ya en la época existían los reales y se cuenta que el de más baja denominación era el ½ real y la cuartilla (¼ de real). Sin embargo, se necesitaban monedas de más baja denominación para las transacciones diarias. Es así que comerciantes locales emitieron los tlacos (palabra en náhuatl que significa “mitad”). Los tlacos podían utilizarse solo localmente, es decir, por la misma persona que los había emitido. Por ello, no se les puede llamar moneda: no tienen valor intrínseco, no son reconocidos oficialmente (solo por su emisor particular) y no podían ser acumulados, pues dependían de que el propietario no falleciera, traspasara la tienda y un largo etcétera. A pesar de ello, hay que aclarar, su uso era tan extendido que fue una forma semioficial de pago.

Como los tlacos se creaban localmente y con medios rudimentarios, tenían formas y diseños muy variados. Cada tendedero y dueño de la miscelánea hacía su propia “moneda” como Dios le daba a entender. Por ello, los tlacos son triangulares, cuadrados, rectangulares u ovalados. Pero ahí no termina la historia, los tlacos originaron las fichas, que son un instrumento de cambio usado por cualquier propietario privado, como haciendas, fábricas, mineras, cantinas. La particularidad de las fichas es que estaban realizadas en materiales tan diversos como el bronce, cobre, vidrio, hueso, plomo, cuero y demás. También, tenían grabadas el nombre del lugar donde se había emitido (lo cual podía ser a través de iniciales, animales, monograma, etc.) y a veces también los productos específicos, por lo que se podía cambiar. No es raro encontrar fichas que dicen “vale por una carga de leña” o “vale por una carga de maíz”. Cabe decir que las fichas también eran usadas para pagar a los trabajadores. Así, los asalariados solo podían utilizar sus fichas en las tiendas de raya de la hacienda, atándolos económicamente. Al igual que los tlacos, las fichas tenían formas tan raras como flores, corazones, cuadrados, círculos, óvalos, rectángulos y más.
III. Moneda de la Villa de Colima
Otras monedas poco redondeadas aparecen tras la Independencia de México. Una de ellas estuvo acuñada en Colima. Fue parte de las monedas locales que se realizaron tras el estallido de la guerra. Y es que el ejército independentista tomó las minas y algunas vías de comunicación que conectaban la Casa de Moneda de México con el resto del país. Así, comenzó a haber una escasez de monedas en el territorio. Por ello, la decisión (tanto del bando realista como insurgente) fue establecer lugares para la acuñación en diferentes estados del país.

La moneda que se tiene aquí es de 1814, de la Villa de Colima. Era un tiempo de escasez de monedas. El ejemplar está elaborado con latón y valía alrededor de ⅛ de real. De hecho, un dato interesante es que el material es tan pobre porque no había acceso a las minas y muchas veces se buscaban los materiales más “a la mano” que había. También, es interesante notar que la forma cuadrada tampoco es perfecta, pues no se contaban con todos los materiales necesarios para hacer la acuñación. De esta manera, se observa que la forma imperfecta, no-circular, de las monedas no depende siempre de un gusto estilístico, sino de acomodarse a los tiempos, de hacer las mejores acuñaciones a pesar de no contar con los medios suficientes. Cabe decir que por su forma inusual (y única), así como por su contexto y rareza, esta moneda es especialmente valiosa y buscada por los coleccionistas.
IV. Centavo de Oaxaca
Una historia muy curiosa se da en el estado de Oaxaca. Por un tiempo, durante la Revolución Mexicana, el estado se declaró libre y soberano del resto del país. Y es que quisieron hacer su propio gobierno y, posteriormente, tuvieron un desencuentro político con Carranza. Con ello, se desentendieron del gobierno constitucionalista y optaron por, entre muchas otras cosas, emitir su propia moneda.
Las monedas se hicieron en 1915 de 1 y 3 centavos. La gran figura oaxaqueña, Benito Juárez, estaba en los tres centavos. La de 1 centavo es la que resulta más interesante por su forma rectangular. Por delante se lee la frase “Estado / L. y S. de/ Oaxaca” (Estado Libre y Soberano de Oaxaca) y, por detrás, la leyenda “Provisional / Un centavo”. Cabe decir de estas monedas que no fueron aceptadas por el pueblo oaxaqueño. Cuentan los expertos e historiadores que las puntas de las monedas rasgaban los bolsillos. Con razón tampoco se han hecho tantas monedas rectangulares.
V. Diez pesos heptagonales
Finalmente, cabe hablar sobre una moneda más reciente. Son los diez pesos de la década de los 70’s, los cuales tenían una rara forma heptagonal. Se cuenta que esta forma respondía a la moda europea de la época. De hecho, se pueden encontrar no solo monedas europeas heptagonales, también cuadradas (pero con bordes redondeados). Ejemplos como estos son de
Estos diez pesos tenían la silueta de Miguel Hidalgo y Costilla y, por detrás, el escudo nacional. Resta decir que esta es la única moneda en la historia del país con dicha forma. También que pertenecía a la unidad monetaria de los viejos pesos, por lo que fue puesta fuera de circulación en 1992 (igualmente, como estaba tan devaluado el peso, no podía comprarse nada con esos diez pesos). De esta forma, la única moneda heptagonal de la historia de México es una moneda, aunque duela decirlo, del kilo.
¿Tú conoces otras monedas con formas raras en la historia de México y el mundo?, ¿cuáles has incluido en tu colección?, y, ¿cuáles te han fascinado más? Déjanos comentarios, sugerencias y preguntas más abajo. Recuerda que el blog de Cenumex está abierto a toda la comunidad numismática y público en general. Así que, si te surge alguna duda, una aclaración o un comentario, no dudes en contactarnos.