- Muchos de los billetes mexicanos tienen diseños muy complejos y artísticos.
- Esto es reflejo de la época, en la cual el arte da inspiración a las decoraciones. En este caso, el Gótico y art nouveau.
- Sin embargo, hoy en día, con todo lo que sabemos de la historia del arte, seguro hay muchos estilos que se copian en el mundo del diseño en papel.
A diferencia de la mayoría de las monedas mexicanas, los billetes gozan de un diseño poco más complicado. Gracias a los diferentes instrumentos usados para su impresión (por los grandes desarrollos del grabado y la imprenta) los billetes incursionaron en estilos inimaginables para el dinero metálico. Algunos elementos mostrados no solo son tipografías complicadas, también decoraciones extra, a veces excesivas y rimbombantes (casi barrocas). Así, hablaremos de los diferentes estilos artísticos que se encuentran en los billetes de México, en especial del art nouveau, el Neoclásico o el Gótico.

Pero, antes de hacer un repaso por el tema, diremos unas palabras sobre la moneda Caballito. Esta moneda es el ejemplo más claro y clásico del art nouveau en la numismática mexicana. El art nouveau fue un estilo de origen francés que abogaba por la inclusión de elementos orgánicos. También se caracteriza por su gran colorismo, vitalidad, reflejo fiel de la realidad y hasta una ligera caricaturización de sus modelos y motivos. Este arte se hace presente en todos lados, ya que buscaba la democratización de la experiencia artística. Así, se inmiscuyó en el diseño y hasta en las monedas. Uno de sus exponentes en la medallística es el francés Charles Pillet. Su creación, el peso de plata Caballito, es parte del art nouveau en su acercamiento fiel a lo real, la vitalidad de la señora “libertad” montando un caballo y también el diseño orgánico. Pero tratemos ahora algunos de los billetes:
Recordaremos que el art nouveau hizo su aparición en Europa a finales del siglo XIX. La arquitectura se llenó de formas vegetales y florales, de barrotes de hierro que más bien parecían enredaderas y hojas. También, no faltó el color y poco a poco se introdujeron finos, pero potentes toques de color, por ejemplo, en vidrieras y azules multicolores. Bellas Artes, el gran emblema de la Ciudad de México, blanco en su base, pero al voltear arriba impacta con colores que van del amarillo al naranja intenso.
Los promocionales de famosas tiendas, carteles de teatro, portadas de libros y los rótulos de los comercios comenzaron a utilizar letras alargadas, muy decoradas, asimétricas, muchas veces redondeadas y, en general, orgánicas, más que rectas. Esta tipografía muy característica del art nouveau (o modernismo) usualmente era pintada con colores en degradado y bordes gruesos, dando una elegancia inigualable.

Ahora, todo ello se aprecia en algunos billetes de inicios del siglo XX, especialmente en los billetes revolucionarios. En el anterior ejemplo, aparece un billete de 50 pesitos hecho en 1913 en el estado de Chihuahua. En este tiempo, Francisco Villa era gobernador del estado e imprimió este tipo de billetes con el fin de que la economía saliera a flote. También, funcionaban como pago al ejército que comandaba. Cabe decir que estas piezas fueron mal aceptadas por los comercios locales. Si no fuese por las amenazas de Villa, los billetes hubieran sido inutilizados. Ahora, los elementos art nouveau son pocos, pero muy llamativos. En primer lugar, la tipografía de “50 Cincuenta Pesos 50”. Esta tipografía, alargada en sus puntas, orgánica y con toques sutiles, pero efectivos de color, recuerda a los carteles de antaño. Por la parte de atrás, unas hojas de acanto acompañan al diseño.
No obstante, como sucede en muchos de estos ejemplos, el diseño es una combinación de diferentes estilos, muchas veces incompatibles entre sí. Se observa en el resto del billete una tipografía gótica, inspirada en la manera en que se redactaban los documentos en la Edad Media. Su estilo es complicado en las mayúsculas, las cuales tienen varias líneas intermedias a modo decorativo. Como se ve, esta letra es mucho más entrecortada y recta. No tiene ni lo asimétrico ni orgánico del art nouveau.

Un gran ejemplo de la tipografía gótica se encuentra en el siguiente billete alemán. Este ejemplar fue hecho en 1923 y tiene un valor de 1000 marcos alemanes. En uno de los extremos del billete se aprecia un retrato del artista Hans Holbein. Esta es la pintura de un comerciante acaudalado y uno de los cuadros más famosos del artista. Alrededor y en la parte de atrás se observan diseños decorativos que recuerdan a la arquitectura y mueblería gótica. Pero, lo que más llama la atención es la tipografía, que no concede ninguna simplicidad de lectura, sino que es fiel a un diseño bien complejo. Un dato curioso de este billete es que pertenece a una época en Alemania donde se imprimieron billetes para pagar los gastos de las naciones que “ganaron” la Primera Guerra Mundial. Con ello, y la inflación que ya de por sí era abultada, el marco se fue a pique, teniendo que imprimir billetes de hasta 5 y 20 billones. Sí, ¡20 Billones de Marcos Alemanes!

Esto mismo sucede con el siguiente billete de 50 centavos producido en Sonora. Se mezclan elementos decorativos del art nouveau, flores, hojas de acanto y una tipografía orgánica y muy elegante, en la frase “Pagará”, con otros más elementos más serios y rectos. Aquí, a diferencia del billete anterior, no será la combinación con el gótico, sino con columnas rectangulares y estrellas simétricas y con “mucha geometría”. Este billete, resta decir, está producido en Guaymas, Sonora. Tiene una pequeña leyenda en la cual busca transmitir confianza al público: si aceptas este billete, se te será devuelta esa cantidad “próximamente” en forma de moneda. Este no fue un truco nuevo, sino una práctica común en una época faltante de moneda y de circulación del dinero.

