- Los francos es la antigua moneda francesa que tienen una historia que se remonta hasta el año 1360.
- Durante la Revolución Francesa, el franco volvió a hacer su aparición después de más de cuatro siglos de ausencia. Con ello, marcó un hito muy importante en el sistema monetario mundial.
- Después de la Primera Guerra Mundial, el franco cayó en un declive sin precedente. La solución fue primero la unificación de la divisa con otros países, luego la introducción de los Nuevos Francos y, finalmente, la moneda europea, el Euro.
- Con ello contamos más de 600 años de historia del franco.
Antecedentes
El antecedente más sonado del franco nos remonta hasta el año 1356, año en el cual se libraba la batalla de Poitiers. Combatían los ingleses contra los franceses en una de las disputas más importantes de la así llamada guerra de los Cien Años. El caso es que el ejército inglés llevaba las de ganar (y no solo en esta batalla, pues habían demostrado su superioridad desde algunos años antes). Por lo tanto, el ejército francés cayó rendido y con él, Juan II “el Bueno”, quien en ese entonces era rey.
El “Bueno”, junto a sus hijos, fue trasladado a Burdeos primero y luego, tras negociaciones de paz con los ingleses, se movió como prisionero a Londres. Pero Juan no era cualquier rehén, en aquellos tiempos se mantenía al rey cautivo con la pompa de alguien de la nobleza: podía dedicarse a la caza y las justas, así como recibir dinero de sus súbditos. Sin embargo, para poder regresarlo a Francia, como era todavía mejor para él, los ingleses propusieron una enorme suma de dinero a pagarles: alrededor de tres millones de coronas de oro (una suma imposible de pagar en una sola ocasión).

Nacimiento del Franco
Así, los franceses dividieron las tres millones de coronas en varios pagos anuales. El primero de ellos fue para liberar al rey, de alrededor de 600 mil coronas de oro. Al ser liberado, se comenzó a emitir moneda para pagar el resto de la deuda. Para ello, utilizaron una moneda de creación en 1360, el franco de oro. La primera variedad fue el franc à cheval o libertad a caballo (como se suele traducir), en la cual se ve al rey montando un caballo ricamente ataviado. El rey porta un caso de armadura (llamado yelmo) que se corona por una flor de lis. Esta cara de la moneda tiene grabada, en latín, la leyenda “Juan, por la gracia de Dios, rey de Francia”. Esta leyenda puede haber originado el nombre de “franco” para la moneda (en latín, rey de Francia es FRANCORV REI). En el reverso se encontraba la “cruz frondosa” que tiene cuatro columnas rematadas por hojas y encerradas en medios círculos.
Sin embargo, la deuda con los ingleses todavía no se saldaba y los hijos de Juan II “el Bueno” seguían en Londres. Se cuenta que uno de sus hijos (Luis de Anjou) logró escapar de Inglaterra, pero al enterarse el rey, él mismo se entregó de vuelta a cambio de su hijo. La emisión de los francos siguió gracias al delfín de Francia, Carlos (cuyo nombre le deben los chocolates Carlos V). Carlos V, todavía príncipe, realizó la segunda variedad de los francos, el franc à pied o libertad de pie, en la que se ve a Juan de pie entre dos torres, adornado con las vestimentas y joyas reales. Sin embargo, todavía con deuda por saldar, Juan cae enfermo en Inglaterra y muere en el año 1364 sin poder regresar a Francia.
Abolición
Mucho tiempo pasó (desde el siglo XIV hasta el siglo XVIII) antes de que volviera a aparecer el franco francés. Los motivos fueron puramente políticos y económicos, comenzando por la victoria inglesa en la guerra de los Cien Años, la cual trajo inestabilidad al territorio francés. Después, se las tuvo que haber con la simplificación de su sistema monetario, otras crisis, así como los cambios monetarios hechos por reyes como Luis XII y sus sucesores en la corona.

Revolución Francesa
No será sino hasta la consumación de la Revolución Francesa que se empiece a hablar del franco otra vez. Esto se puede datar desde 1793, con la Convención Nacional de Francia, en la que se acordó un sistema monetario en el cual una libra equivalía a 10 décimos y un décimo a 10 centésimos, así como la reintroducción del franco (que valía exactamente una libra). De hecho, esta decisión tomaría un rumbo importante en la historia. Prontamente, los diferentes estados de Europa, Estados Unidos y, paulatinamente, otros países de América comenzaron a adoptar este sistema (en parte gracias a Napoleón). De esta manera, se ponía un alto a las monedas regionales y, además, había un sistema unificado: el sistema decimal.
Francia adoptó también un sistema bimetálico, es decir, se hicieron francos de oro y francos de plata (cosa poco común en otros países más al norte de Europa). La unidad, sin embargo, fue el franco de plata. Al inicio, las denominaciones las hubo de 40 y 20 francos de oro, 5, 2 y 1 franco de plata y finalmente en 1815 se cambiaron las 2 décimas y 5 centésimas a monedas de medio y un cuarto de franco. Se debe decir que el valor facial de las monedas cambió hasta 1960. También, el diseño varió enormemente entre la primera república, el imperio napoleónico, la segunda república, el segundo imperio, la tercera república, la Francia de Vichy, así hasta la llegada del euro.

Algunos diseños que se ven a lo largo de estas épocas son bustos de los emperadores y gobernantes, el escudo de Francia (con el águila o el gallo), otros motivos simbólicos (tales como Hércules con la Libertad y la Igualdad) y algunos más artísticos (como la moneda de 1920 en la que se representa a una sembradora con un gorro frigio y en una pose en escorzo). Motivos habituales también fueron las hojas de olivo, laurel, representaciones de la libertad con el gorro frigio, y hasta alguna que otra representación de la justicia y la creación de la constitución.
Entre todas estas épocas de la moneda francesa hubo un periodo entre 1865 y 1914 en el que Francia, junto a Suiza, Bélgica e Italia, planteó una divisa. El grupo se denominó Unión Monetaria Latina, y la moneda conservaba el mismo nombre en los países: el franco para Suiza, Bélgica y Francia y la lira para Italia. Resta decir que esta unión acordó monedas con el mismo estándar de oro en todas las monedas, con 0.29 gramos por franco. Sin embargo…

Primera Guerra Mundial y Nuevo Franco
Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, el franco de oro desapareció. Además, se hizo un caos en la economía francesa, lo cual tuvo como consecuencias la introducción de cantidades enormes de billetes, la fundición de los francos de plata para realizar monedas de 2 y 1 franco y la emisión de monedas de cobre de 1, 2, 5 y 10 céntimos. Asimismo, se introdujeron monedas de cuproníquel y otras “acuñaciones” en cartón para subsanar el malestar económico que atravesaban los galos.
Es así que el periodo entre guerras y la Segunda Guerra Mundial, fue para el franco un periodo de inflación acelerada, cambios de metales y aleaciones, así como el descrédito económico. Tras ello, se planteó la realización de lo “Nuevos Francos”, una moneda que devolviera la estabilidad al país. Este proyecto se realizó en 1960 quitándole dos ceros a la moneda, muy parecido a lo que sucedió en México también. Así, 100 francos harían un Nuevo Franco. Igualmente, las monedas de 2 francos volvieron a circular como nuevos centavos. Cabe decir que los Nuevos Francos no surtieron el efecto deseado, pues continuaron devaluándose década con década. Así, para el nuevo milenio, un Nuevo Franco valía 1/8 de su valor inicial en el año 1960. Es durante este nuevo milenio que se hace realidad el euro como moneda continental para Europa, marcando el final de monedas tan antiguas como el franco.
Bibliografía
Beltrán, A. (1987). Introducción a la numismática universal. Ediciones Istmo.
Carson, R. A. G. (1962). Coins. Ancient, mediaeval & modern. Hutchison of London.
French franc. (2025). Wikipedia. https://en.wikipedia.org/wiki/French_franc