- Hay muchas respuestas en relación con cuál es la primera moneda mexicana, entre ellas el cacao y el jade, la famosa moneda de Carlos y Juana o las monedas insurgentes.
- La primera moneda traída por los españoles fue la castellana, la cual se sustituyó por el peso de Tepuzque. Fue solo hasta la fundación de la Casa de Moneda de México (1535) que surgió la primera moneda acuñada en el país, conocida como la moneda Carlos y Juana “sin agua”.
- Ya para 1811 se crean las monedas de necesidad para contrarrestar la escasez de dinero provocada por la guerra de independencia. Ya posteriormente, la Junta de Zitácuaro decide acuñar las primeras monedas que contienen el águila, la serpiente y el nopal como símbolo de identidad.
Una de las cuestiones que más me ha interesado desde que descubrí el mundo de la numismática es la historia de la moneda y cuáles han sido sus primeras manifestaciones. Ejemplos de ello son las curiosas piedras en forma de dona, conocidas como Piedras Rai, así como las monedas hechas en Lidia (de oro y plata) que, con forma ovalada, llevaban impresa la forma del león.
Sin embargo, la pregunta por cuál es la primera moneda mexicana no es tan simple como parece. Podemos darle una respuesta rápida diciendo que fue el cacao o el jade mexicano. El único reproche es que 1) no es una moneda acuñada en todo su sentido, 2) todavía no se diferencia por completo del intercambio y 3) no está presente en el nacimiento de México como país en 1821.
Así, deberemos echar mano de la historia y revisar algunas de las primeras monedas mexicanas, cuyo oro, plata, cobre, hierro cuentan el innumerable cambio que sufrimos como nación. Empezaremos por lo más viejo, pero daremos un recorrido por monedas como la muy conocida como Carlos y Juana o las primeras emisiones insurgentes.
Moneda de Carlos y Juana
En la historia de la numismática mexicana, una de las monedas más conocidas y apreciadas por los coleccionistas es la moneda conocida como Carlos y Juana. En realidad, esta es la primera moneda acuñada en México (fruto de la conquista y colonización del país), más no la primera moneda mexicana. Un poco de sus antecedentes es que los españoles llegaron con las llamadas castellanas, monedas traídas del viejo continente y que usaban junto al cacao para adquirir bienes. Pronto, y por la falta de la castellana, el difícil uso del cacao y la falta de envío de más monedas, los españoles empezaron a hacer monedas con el mismo peso que la castellana: con plata y cobre, los llamados pesos de Tepuzque.
Sin embargo, con el descubrimiento de la riqueza minera del país, así como el incremento del comercio, la corona española mandó hacer la Casa de Moneda de México en 1535. Esta fue la primera de todo el continente y con la cual el virrey Don Antonio de Mendoza, con órdenes de los reyes Carlos I y Juana, dijo: “y póngase en la parte donde hubiere la devisa de las columnas una “M” latina, para que se conozca que se hizo en México”. Con ello no solo nace la primera moneda acuñada aquí, también el signo distintivo de todas las monedas hechas en la Casa de Moneda, la M con un círculo encima, el cual incluso viene en las monedas producidas hoy por hoy.

La moneda de Carlos y Juana, para ser específicos, estuvo hecha con un proceso artesanal. Fueron hechas a mano con punzón y martillo, por lo cual fueron escasas. Otra parte importante de su diseño son las columnas y la leyenda en medio “PLVS VLTRA”. Ambos elementos refieren a las colonias en América: por un lado, los pilares representan las columnas de Hércules, las cuales se situaban (según se cuenta) en el estrecho de Gibraltar para indicar el fin del mundo conocido; por otra parte, la inscripción se traduce como “más allá”, que indicaba el descubrimiento de América más allá de las columnas de Hércules.
Es curioso que, en estas primeras monedas, debajo de las columnas no se colocara agua (como si se hizo en monedas posteriores). Por este motivo se les conoce como “sin agua” a esta primera serie hecha entre 1535 y 1542. Otro elemento importante es la tipografía gótica y el escudo de Castilla, León y Granada al frente. Sobre este escudo luce, además, una corona de España. Cabe agregar que había diferentes denominaciones para estas monedas de plata: ¼, ½, 1, 2 y 3 reales. Estas denominaciones se inscribían también con puntos para el correcto entendimiento de los habitantes nativos.
Monedas de la Independencia
Como primera moneda mexicana oficial no podemos olvidarnos de las emisiones insurgentes, que en realidad son las primeras monedas de México constituido (o en proceso) como país libre y soberano. De hecho, estas emisiones, al igual que algunas realistas, tenían ya al águila, la serpiente y el nopal, el trío tan típico que hasta hoy perdura en las monedas de cuño corriente.

Bien, la historia de estas monedas comienza con el estallido de la guerra. En la época, los adinerados sacaron sus capitales del país, otros escondían su dinero y los ejércitos intentaban apoderarse de las minas para evitar que el otro bando tuviera riqueza y materia prima. Es entonces que nacen las monedas de necesidad para contrarrestar la escasez de dinero. Entre ellas existieron las realistas (aun con las columnas, la leyenda “PLVS VLTRA” y, en algunos casos, el escudo español, el semblante de Fernando VII o solamente las iniciales y el año de emisión). Por otra parte, surgieron las del ejército insurgente, las monedas de Morelos, que tenían como distintivo las siglas SUD, además de que contenían un arco, así como ornamentos vegetales.
Cabe hablar de las monedas de la Junta de Zitácuaro, un consejo que no reconocía el gobierno español y formado por José María Morelos y Pavón, José María Liceaga, José Sixto Verduzco e Ignacio López Rayón. Ya entre su agenda se encontraba la sustitución de las monedas coloniales y ya para 1811 y 1812 salieron las primeras monedas con diseños completamente mexicanos. Cabe decir que entre sus acuñaciones se sustituye las columnas y el “PLVS VLTRA” por el águila, la serpiente y el nopal mexicanos. Además, muchas cuentan con la leyenda “Congreso Mexicano”, lo que las hace (junto a las monedas insurgentes) las primeras monedas del país.

Cabe decir que ni en el primer o segundo imperio ni en la época del porfiriato o la revolución se osó cambiar el escudo nacional del reverso de las monedas. Este paso a la historia, incluyendo no solo nuestra independencia (al proponer este símbolo para la moneda), también el pasado prehispánico, donde el águila, el nopal y la serpiente indicaban el lugar donde se asentarían los mexicas (mexicanos).