La moneda le ha servido al arte desde tiempos antiguos para dejar constancia de las actividades humanas; desde el retrato de oficios como los pesadores de oro, coleccionistas, prestamistas, cobradores de impuestos, orfebres o cambistas, hasta el retrato de monedas junto con personajes importantes para dar a conocer su estatus e intereses personales. Sin embargo, la moneda y el billete también cuentan con una carga simbólica: puede representar desde la vanidad de las riquezas y la brevedad de la vida hasta la buena moralidad de las personas en su vida cotidiana.
De esta forma, la moneda ha estado presente en las artes por un largo largo tiempo. Podemos iniciar su recuento en la Antigüedad, donde los griegos retrataron en sus vasijas a comerciantes y cobradores. La Edad Media, por su parte, retrató a quienes realizaban los dificultosos procesos de elaboración de la moneda, así como los oficios relacionados con ellas. Pero, ya para el renacimiento y barroco, los objetos de la numismática gozaban de una amplia utilización en todo tipo de obras y por artistas de tan diferentes latitudes. Demos una vuelta por la numismática en el arte para conocer más sobre la moneda en la historia…
Vanitas y Bodegones
Las monedas y billetes aparecen en los vanitas y bodegones. Un vanitas es una pintura en la que se colocan objetos como cráneos, joyas, monedas, flores marchitas, burbujas de jabón, relojes, velas, etcétera, para simbolizar la fugacidad de la vida y la inutilidad de las riquezas y placeres mundanos. De esta forma, fue una manera de decir que la vida es breve y hay que despreocuparse de las vanidades fútiles o pasajeras. El bodegón, por otra parte, retrata objetos naturales (usualmente flores, plantas y comida) y hechos por el hombre (usualmente jarrones, copas, libros y telas) dentro de un espacio determinado (ya sea una mesa, una tienda, un estante, etc.).










En los vanitas y bodegones, podemos encontrar a la moneda como elemento central. En la mayoría, representan la futilidad de la riqueza y el dinero. Así, en el vanitas, el dinero es representación de los bienes tan valorados en el mundo de los vivos que, sin embargo, desaparecerán tras la certera muerte. Dentro de estas representaciones, se utiliza el dinero desparramado y que no es antiguo, sino de curso legal.
En otros casos, tienen una razón de ser más sencilla. En los bodegones pueden tener la función de sugerir el tamaño de los demás objetos. También, mostrar los intereses de una persona, por ejemplo, de algún coleccionista. Aquí, la moneda representada es más nítida y presenta claramente los bustos e inscripciones, usualmente en latín o griego.
Desde la vida cotidiana
Desde las escenas de la vida cotidiana, los pintores han utilizado la moneda como clave la interpretación de sus obras. Se coloca no como adorno, sino como elemento central. En las dos representaciones, donde niños dan una moneda a algún vagabundo, se utiliza la moneda como símbolo de la caridad, la buena educación de los hijos y la inocencia. En estos cuadros, la moneda conecta a las clases aristócratas (retratadas siempre de manera más clara y luminosa) con las personas menos privilegiadas.







Otro tipo de representaciones tratan sobre los usos del dinero en las apuestas y comprando el favor de una mujer. Sobre las apuestas, se muestran los vicios que tienen que ver con el dinero. Las monedas se exponen y lo interesante son las expresiones y miradas que apuntan a trampas, desilusiones, enojos alrededor de la apuesta de dinero.
Finalmente, hay retratos de especial valor, en el que se observan las costumbres diarias. En una de ellas, un hombre, en la comodidad de su cocina, pesa su moneda en una balanza. Probablemente, utiliza un set de pesas para comprobar que no lo hayan estafado en cuanto al valor o material de sus monedas. Y mientras está ahí, su esposa lo observa y otro hombre prende el fogón. En otra, una viejita observa las representaciones de las monedas en su silla. Estas son monedas que ha sacado de su monedero y que ve en soledad, probablemente simbolizando la avaricia (sobre todo porque se cuenta el dinero en soledad y porque se trata de una persona mayor), aunque probablemente solo sea una mujer contando su dinero al final del día.
El arte de coleccionar
Con esta sección, entramos de lleno en el terreno de la numismática. Aquí aparecen no solo los coleccionistas, también los lugares y las piezas de las colecciones. Entre estas representaciones no haba del olvidar los gabinetes de curiosidades que resguardaban monedas antiguas e importantes. Uno de estos gabinetes es de Cornelis van der Geest, un comerciante de especias que, al alcanzar una alta fortuna, decidió apoyar a los artistas de su natal Amberes (Bélgica) y también establecer su inmensa colección (retratada por Willem van Haecht en 1628). Se observa como un detalle de la pintura su colección de monedas apoyadas sobre la mesa y en compañía de varias esculturas, dibujos y grabados.
En otros gabinetes de curiosidades, los retratados por el artista belga Frans Francken II, se notan con mayor detalle las monedas y en posiciones centrales. Siempre desparramadas, eso es cierto, pero apreciamos el detalle con el que retrata los bustos de las monedas y los escudos en la parte de atrás, por ello, se sabe que algunas de ellas son monedas ibéricas.







Otro tipo de representaciones les pertenecen ahora sí a los coleccionistas. Lo interesante es observar los medios con los que contaban. En dos de las pinturas se notan los medios para resguardar, investigar o inventariar las monedas. En el caso del coleccionista más mayor de edad, tiene debajo de su mano lo que parece ser un libro conteniendo retratos de las monedas que posee, así como información sobre ellas. Del lado izquierdo guarda más de sus piezas, mientras en la mano derecha sostiene una moneda de oro, de la cual parece que anota información en el libro.
En el caso del coleccionista Carlo d’Ottavio Fontana, se cuenta que era miembro de la bolsa de valores de Trieste (Italia) y estableció la comunidad mercantil. Con ello, se enriqueció y logró coleccionar una importante cantidad de jarrones, objetos arqueológicos y monedas antiguas. De hecho, su pasión por la numismática le hizo tener una de las colecciones más prominentes de su tiempo y también de la historia. Contenía alrededor de 40,000 monedas tanto griegas como romanas. Pues bueno, en su retrato se le observa acomodando monedas en lo que parece ser un pequeño archivero de monedas y sosteniendo lo que podría especularse es una moneda de plata romana, un denario.
Oficios
Alrededor de los oficios, caben mencionar en particular seis de ellos relacionados con la moneda y ampliamente retratados: prestamistas, cambistas, cobradores de impuestos, comerciantes, orfebres y alquimistas. Tanto los cambistas como los retratos de comerciantes acaudalados atestiguan el incremento en el tránsito de mercancías mundialmente. De esta forma, hubo la necesidad de cambiar divisas. Esto se hacía comparando el peso y metal a cambiar con esas pequeñas balanzas que sostienen los personajes pintados. El comerciante retratado por Hans Holbein se trata de Gerorg Gisze, quien se rodea por una serie de objetos alegóricos (como la flor del lado izquierdo) y también de riquezas, como sus ropajes o las monedas de la mesa. De hecho, ellas revelan que se trata de un comerciante acaudalado, quien (siguiendo las inscripciones del cuadro) se ha ganado su posición con sufrimiento.
También, se encuentran los prestamistas y cobradores de impuestos, generalmente retratados como gente aprovechada, malintencionada y avara. Un ejemplo de ello son los retratos que realiza Quinten Massys. En la obra “El cambista y su mujer” se aprecia a un hombre más interesado por las monedas, que por el libro de oraciones que sostiene ella. También, en la obra “el cobrador de impuestos”, se retrata a dos cobradores con miradas más bien intimidantes quienes anotan en sus libros los adeudos y pagos hechos con monedas y joyas. Cabe decir que, por obvios motivos, esta obra fue llamada por mucho tiempo “Los avaros” (cuando aun el cuadro, aunque conocido, no había salido a la luz, sino a través de grabados u otras reproducciones).











Sigue el turno de los orfebres. En especial, queremos resaltar el retrato de Matthew Bolton, un importante empresario, ingeniero y platero, quien inauguró la Casa de Moneda de Soho y revolucionó la precaria moneda inglesa, introduciendo la moneda de cobre, objeto que parece estar sosteniendo con sus manos. Finalmente, es el turno de los alquimistas. Estos creían poder convertir los metales corrientes en metales nobles, por ejemplo, el plomo en oro. En las representaciones de Jan Steen se les retrata como charlatanes, quienes se enajenaban de su entorno y familiares y se volvían locos, como demuestran las rarezas encontradas en las pinturas de Jan Steen sobre los alquimistas. Las monedas que aparecen en ambos casos retratan esta búsqueda por la riqueza a través de la “ciencia” o mejor dicho la pseudociencia de la alquimia.
En la siguiente entrega de Numismática en el arte, trataremos sobre la moneda en los retratos, especialmente representada en el Renacimiento; la moneda entre los mitos, relatos e historias narradas en la pintura, como el relato de Dánae; la moneda como pecado y tentación, aunque también como representación de la justicia la abundancia y otros bienes; finalmente, daremos un vuelco a la pintura para ver la presencia de la numismática en la música. Quédate para la siguiente entrega…
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